viernes, 9 de octubre de 2015

De nuevo... LA VIDA.

Hace unas semanas, en un paseo “montañero” por la Sierra de Aralar, pude observar el acto más elemental y esencial de un ser vivo: Su nacimiento.
Era un potrillo y ver algo tan básico y común para la supervivencia de las especies llego a parecerme asombroso. Nunca lo había visto en vivo y en directo y ese día me tocó. Ahí estaba yo, en un paraje tan espectacular con esas colinas verdes llenas de pastos, a mil doscientos metros de altura en la Sierra de Aralar. Yo, un grupo de yeguas en estado semi-salvaje, una decena de buitres leonados apostados en unas rocas cercanas, que esperaban pacientemente poderse dar un festín en caso de que la situación se torciese y el viento, un viento que te recuerda que un lugar con tanta belleza puede convertirse en algo muy duro si la Naturaleza se lo propone.
Sentado a escasos tres metros de la yegua observé, ella con recelo quería alejarse de mí, pero el cansancio y la llegada inminente de su potrillo la obligaron a confiarse. Fueron cuarenta y cinco minutos de lucha de la madre y del potrillo, de espera para las otras yeguas y sus potros que no dejaban de observarnos, sabiendo lo que iba a acontecer. Cuarenta y cinco minutos en los que me sentí “primitivo”, natural, sin contaminar con tanto avance tecnológico y tanta evolución técnica. Estaba formando parte de una escena que se ha venido repitiendo desde el origen de la vida y me di cuenta de que la estaba destrozando, de que no encajaba, de que parecía un astronauta en el Pleistoceno. Una cosa es lo que se siente y otra lo que se es. Me miré y vi mi sofisticada cámara fotográfica, mi GPS enganchado a la hombrera de la mochila, el reloj suizo en la muñeca izquierda y la pulsera de actividad indicándome mis constantes, en la muñeca derecha. Me miré y vi mi ropa técnica y mi bastón nórdico de aleación de aluminio de última generación. Me miré, me levanté y me fui.

Al menos durante cuarenta y cinco minutos me sentí “libre”.












1 comentario:

  1. Preciosa experiencia que no todos podemos contemplar y las imágenes geniales que tomaste para así todos podemos disfrutar de ese momento tan especial. Gracias por ellas. He llegado a tú blog a través de Google+ donde te sigo ya que me gustan tus fotografías.
    Me quedo como seguidora de él.

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